Tras el parque del Centre del Poblenou, se levanta todavía con aire majestuoso pese a su ruinoso estado, la vieja fábrica deCan Ricart, buque insignia de la lucha de los vecinos del barrio por proteger supatrimonio arquitectónico industrial del tsunami del22@, que la crisis que ha convertido en suave brisa. Justo al otro lado de los jardines, frente a frente, la mira desafiante el altísimo hotel Me y es que, si algo caracteriza alPoblenoues ser un barrio donde los contrastes se palpan en cada esquina.
El estado actual de Can Ricart es deplorable. Escondido tras una valla metálica que recorre todo el perímetro del enorme recinto fabril, el espacio, propiedad del Ayuntamiento de Barcelona declaradoBien Cultural de Interés Nacionalen el 2008 después de una intensa batalla de vecinos e intelectuales para proteger el tan valioso como frágil patrimonio industrial de la zona, agoniza. Los vecinos denuncian que se dejaron las obras a medias poniendo el edificio en peligro.
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