Reforma urbanística

Vives planta a los vecinos y se enroca en su High Line en el cajón de Sants

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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Hábitat Urbano abandonó el martes las negociaciones con los vecinos de Sants sobre la primera fase del proyecto de urbanización del cajón sobre las vías del tren. Después de muchas reuniones, el equipo de gobierno se ha plantado: su proyecto es el inspirado en el ya famoso High Line de Nueva York -cediendo a alguna petición vecinal, como la peatonalización de la calle de Antoni de Capmany- e invita a los vecinos a que, si no les gusta, presenten las alegaciones pertinentes.

Las entidades que llevan años trabajando el asunto recibieron la noticia como un (nuevo) desafío. Tras dinamitar el anterior proyecto de consenso -consenso al que costó sudor y lágrimas llegar- el nuevo equipo de gobierno se comprometió en la última comisión de Urbanismo a «adecuar» el nuevo proyecto al consensuado, compromiso que todo indica que no va a cumplir. «Se trata de una diferencia de concepto. El plan anterior trataba de coser las dos partes del barrio divididas por el cajón, y el actual entiende el cajón como un edificio, como algo a potenciar», resume Ignasi Castaño, arquitecto que colabora con la comisión vecinal.

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En el barrio -algo más que disgustados- prevén organizar este enero una visita al polémico cajón con algún representante del Col·legi d'Arquitectes y entidades de toda la ciudad para sumar aliados a su causa. En paralelo, el grupo municipal socialista presentará mañana en el pleno una proposición en la que vuelve a pedir que Vives «respete el consenso alcanzado con el anterior plan».

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