El frío ha cambiado en las últimas semanas la fisonomía nocturna del eje de ocio delpaseo Marítim, donde los clientes ya no pasean o parlotean animadamente en la calle, sino que se cobijan en el interior de los locales. Por eso, las aceras están tan dormidas --salvo a la hora de cierre-- que su rotunda presencia cobra protagonismo.
Un grupo concreto deprostitutastrasladadas a la zona marítima en busca clientes ha generado conflictividad en los últimos meses por tratar dedesvalijar al turista desprevenido.
En las últimas semanas los responsables de los restaurantes, bares y discos de la zona han llevado su queja al distrito deCiutat Vella y han decidido reforzar la vigilancia nocturna privada en el entorno deMarina Village de cara a las fiestas navideñas.
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