Recorrer unmercadilloen busca de gangas es como encontrar caracolas entre la arena de la playa. Y en tiempos decrisisaún es más gratificante la sensación de adquirir ropa, muebles, libros, DVD, juguetes, ordenadores, bisutería y objetos desegunda manoen buen estado y a precios de saldo. Desde el inicio de la recesión, losrastrillosdeperiodicidad mensualson una tendencia en alza enBarcelona, donde plazas, bares, galerías, centros cívicos y calles se llenan de trastos y curiosidades, sobre todo los fines de semana.
Es el mundo del regateo donde no existe la palabra Visa, donde se venden pertenencias personales, donde muchos de los que ponen las paradas dependen de estos ingresos para llegar a fin de mes y donde los clientes disfrutan hurgando entre variopintas mercancías.
>>Lea la información completa sobre laproliferación de los mercadillos en Barcelona en e-Periódico