Las calles que se usan para ir de punta a punta o para entrar en una gran ciudad, suelen calificarse como arterias. Al igual que hace la sangre a través de estos amplios conductos venosos, las vías principales garantizan, o esa es la idea, cierta fluidez a los vehículos. Así ha sido históricamente en Gran Via y Diagonal, cuyos nombres ya orientan sobre su cometido urbano. El despliegue de la nueva red de bus, estrenada ayer, abre un debate sobre la función de estas calles. La lícita voluntad de arraigar un transporte público más rápido, eficaz y fácil de entender ha llevado al ayuntamiento a robar espacio al coche para dárselo a losautobuses de TMB. Siguiendo con el símil, lared ortogonal es ahora, a ojos del que opta por el coche, el colesterol que obstruye el riego circulatorio.
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