Su mirada comprometida captó los abusos de la transición -las imágenes de la represión policial en 1976 le hicieron célebre- y, a partir de los 80, buscó caminos en la experimentación y en la fotografía creativa. Manel Armengol (Badalona, 1949) presenta ahoraViatge en blau, una serie de fotografías que, cual alegoría del mítico viaje a Ítaca, «reflexiona sobre la encrucijada del mundo actual en plena crisis».
«Hay que decidir el camino a tomar, pero antes hay que despojarse de todo para partir ligero al nuevo rumbo», explica Armengol. El fotógrafo ha vuelto al azul -«referente de los espacios insondables, lo imaginario y la espiritualidad»- en estas imágenes captadas en los dos últimos años con cámara estenopeica (sin lente óptica). Un ojo místico que se detiene en espacios de Barcelona vacíos o superpuestos, en horizontes abiertos o en la belleza y grandiosidad de la naturaleza.