TALLERES CULINARIOS DE COOK&TASTE

Jugar a ser cocinero y cliente

Un grupo de turistas en el taller culinario, el pasado viernes. / jonathan grevsen

Ya hace siete años que Bego Sanchis y su socio repararon en que los turistas se pirraban por la gastronomía local, sin que hubiera nadie que hiciese otra cosa que ponerles el plato a la mesa. Crearon entonces, Cook&Taste de forma «doméstica». O sea que tanto buscaban los clientes como fregaban después los cacharros. El objetivo era implicar al visitante en el asunto culinario, a la par que se le hacía una breve inmersión en las costumbres patrias y se finalizaba el asunto devorando lo preparado.

La coincidencia con el Año de la Gastronomía les dio el empujón final, y desde entonces la empresa, más profesionalizada y con nuevo local en la calle de Paradís, va viento en popa, hasta el punto de lograr las máximas puntuaciones en las preferencias de visitantes extranjeros. «Enseñamos a cocinar platos típicos en sesiones muy participativas», detalla Bego, que también monta clases grupales para empresas o eventos, con hasta 60 participantes.

El taller, optativamente, puede empezar con una visita pedagógica al mercado de la Boqueria, para pasar luego a la cocina donde todo se prepara, mientras se habla de folclore, vivienda, paro o todo lo que pregunte el turista. Estos alucinan con la actividad y la posterior digestión, como dejan claro en sus críticas.

Los cocineros los imparten en inglés, y en un 70% de los casos los viajeros se inscriben por internet, mientras que el resto lo hace a través de turoperadores. La empresa trata de introducir apuntes de cocina catalana y de otras autonomías, aunque la paella figura entre los platos que la clientela, sí o sí, quiere aprender a preparar. Estadounidenses, autralianos, canadienses y norteeuropeos son los más entregados, especialmente fuera del verano, ya que entonces la playa es prioritaria.