Los vecinos de la Sagrera acatan con esperanza el corte de tráfico

Muchos años antes de que Barcelona olisqueara la alta velocidad, la ronda de Sant Martí estaba repleta de barracas. Los que ayer desayunaban en el cercano bar El Ramblero, en la tranquila calle del Pont del Treball, contaban que en la entrada de la barriada aguardaba un gitano sentado en una butaca. «Le llamaban el pinchauvas y era muy buena persona», detalla Manuel, propietario del local. Ahora, a pocos años de tener una estación de ferrocarril puntera y echando la mirada atrás, el corte de tráfico en esta vía les parece calderilla, un precio que están dispuestos a pagar «porque esto va a venir muy bien al barrio».

La Guardia Urbana fue la encargada de tapiar la calle a mediodía. Después de ciertas dudas -que si el paseo de peatones se incluye en la incisión, que si hay que señalizar el camino hacia el parque que lleva a Bac de Roda, que si hay un cartel que no se ve porque lo tapa un árbol- la calle quedó sin tráfico entre Fluvià y Rambla de Prim y los únicos coches que quedaban eran de quienes no se habían enterado de la obligación de quitarse de en medio antes de que llegue, hoy o mañana, la maquinaria pesada que moldeará el muro pantalla del lado mar, que tendrá una profundidad de 35 metros.

El único inconveniente que apuntaron los vecinos es, precisamente, el aparcamiento. Para facilitar el estacionamiento, se han habilitado dos párkings en la ronda de Sant Martí, entre las calles Menorca y Fondal de Sant Martí, que estará abierto todo el día, y sobre la plaza del mercado, en el que se podrá dejar el vehículo entre las 20.00 y las 7.00 horas.

Manuel insistió en que la estación «vendrá muy bien a un barrio que ya avanzó mucho gracias a los Juegos de 1992». Fuentes de Adif no descartaron que el avance de las obras permita a la larga abrir alguno de los carriles de la calle, por la que solo pasarán los camiones y el equipo encargado de levantar esta estación intermodal que ocupará 38 hectáreas y costará 2.250 millones de euros.

SIN TELÉFONO EN EL EIXAMPLE / Mientras, la tuneladora sigue avanzando en dirección a la estación de Sants, causando a su paso algún que otro atropello, siempre en el sentido figurado de la expresión. Durante las obras de construcción de la pantalla protectora para salvaguardar la Pedrera del paso del AVE en la calle de Provença, el pasado miércoles una máquina se llevó por delante un cable telefónico, que dejó sin teléfono ni internet varias fincas de la calle de Pau Claris, muchas de ellas con comercios en sus bajos, que no pudieron cobrar a sus clientes con tarjeta durante todo el día, y varios despachos de abogados y otros negocios, que perdieron la conexión con sus clientes tanto por correo electrónico como por teléfono. Pese a que en la mayoría de viviendas el problema quedó resuelto el jueves, algunos particulares y comercios seguían todavía ayer sin línea.