La reforma del mercado del Born concluirá en febrero del 2012

Con los interrogantes o dudas que un proyecto de esa magnitud genera, y los retrasos históricos que acumula, el ritmo que llevan los trabajos de reforma del antiguo mercado del Born permite confiar en que en febrero del 2012, cumpliendo los últimos plazos anunciados, la rehabilitación del recinto sea por fina una realidad. Así lo aseguró ayer el delegado de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Martí, durante una visita de obras a la que también acudieron los arquitectos Enric Sòria y Rafael de Cáceres, encargados de la rehabilitación de este edificio declarado por la Generalitat bien de interés nacional para proteger los restos arqueológicos de los siglos XIV y XVIII que cobija.

Los trabajos que se están llevando a cabo en estos momentos, y que comenzaron el primero de septiembre, consisten, según explicó Sòria, en reponer las tejas (piezas que no son las originales, sino procedentes de la reforma que ya se ejecutó en 1983), un proceso que se ejecuta desde ambos extremos de la cubierta y que conlleva el avance de los andamios hacia el centro del recinto, donde se prevé que los dos equipos de operarios coincidan dentro de unos dos años, cuando se ultimarán también los trabajos en el suelo del recinto, que dejará ver parte de los restos arqueológicos.

Tras la reposición de la totalidad de las tejas con un orden preestablecido, una operación que conlleva la utilización de lonas a medida que se van retirando para evitar que posibles lluvias dañen el interior de la instalación (protegida con una plataforma bajo la cual están los restos arquelógicos), se actuará en los elementos de fundición y de hierro que se están reformando o sustituyendo. A continuación, señaló el arquitecto, se colocarán las nuevas vidrieras, realizadas con una protección interior de plástico para evitar que en caso de rotura se hagan añicos, y se actuará en la reforma de las paredes.

RECONSTRUCCIÓN MIMÉTICA / La rehabilitación, explicó De Cáceres, reconstruirá miméticamente el edificio, utilizando materiales mejores que los originales que permitirán, entre otras cosas, permeabilizarlo. Entre las réplicas habrá la de una docena de pilares (de 152) que se cambiarán porque están rotos en algún punto por el esfuerzo de las dilataciones o por el propio movimiento de la inclinada cubierta. Con el nuevo uso del edificio algunas de estas estructuras tendrán funciones de desagüe.