Qué miedo dan el poder y los aciertos que enarbola Florentino frente a un débil Barça

Lo tiene todo, incluso la admiración y temor mundial (español, incluido, claro) por su éxito como líder de ACS, una de las cinco constructoras más poderosas del mundo, y como presidente del Real Madrid. Perdón, de un nuevo Real Madrid, reconstruido sobre el nuevo estadio Santiago Bernabéu, que, en breves semanas, por no decir ¡ya!, se convertirá en la gran catedral de Madrid, escenario de todo lo grande que ocurra en la capital de España, gracias a sus modernísimas y actualizadas instalaciones, únicas en España. Florentino Pérez, sobre quien suele decirse cada año que deja el Real Madrid, llegó a cambiar las normas para ser presidente de la Casa Blanca permanentemente y, a sus 76 años, hay quien dice que, de la forma que ha pasado a dirigir el club, apoyado en José Ángel Sánchez, su director general (cosa que no tiene el Barça familiar), Santiago Scolari, Director de Fútbol y en Juni Calafat, al parecer, el único ojeador brasileño que sabe de qué va el tema, podría seguir (seguirá) 20 años más. Es evidente que la última maniobra de ‘Flo’, que cerró ayer cualquier debate sobre la continuidad o no del ‘profesor’ Carlo Ancelotti, al renovarle hasta junio del 2026, ha sido seriamente recomendada por el trío del que se fía el presidente blanco. El Florentino del vestuario Y Ancelotti, que lo ha ganado todo y varias veces, no solo se queda como entrenador sino que, con toda seguridad, en su nuevo contrato, podrá escoger, llegado el momento, si sigue en el banquillo o adquiere otro rol en el club “de sus amores”, según él, convirtiéndose en asesor personal del presidente. El máximo mandatario del Real Madrid cree haber encontrado su clon en la persona de Ancelotti para que se cuide de la parte deportiva, del vestuario y manejar una plantilla, un equipo en reconstrucción, donde están llegando parte de los mejores jóvenes mundiales (Bellingham, Vinicius Jr., Rodrygo, Güler, Brahim, Camavinga, Tchouameni, Valverde, Ceballos…). Y, ¡ojito!, a partir del próximo lunes, ya puede negociar con el sueño blanco desde hace siete agostos: el francés Kylian Mbappé. Y eso sí da miedo, mucho miedo. La reconstrucción del Real Madrid del nuevo siglo no solo es la reforma de la plantilla o la creación de esa catedral multiusos, también cuenta el último triunfo de Florentino ante la UEFA en el tribunal europeo por la Superliga, la guinda de la apuesta del presidente blanco para lograr la estabilidad económica en un club que lleva muchos años invirtiendo en ese futuro, que dependerá de los cientos de millones de euros que representa esa SuperChampions. Ayudas públicas Por todo eso y más, hay quien teme que, en los próximos años, la distancia que separa al Real Madrid y el Barça sea aún mayor, pues Florentino Pérez lidera el macro proyecto blanco con el apoyo, no solo de los visitantes del palco en el que se desarrollan parte de los mayores negocios habidos y por haber, sino también de las instituciones públicas, especialmente las del PP. No sé si por la existencia del ‘madridismo sociológico’, posiblemente, sí, el Ayuntamiento de José Luis Martínez-Almeida le ha autorizado, pese a las protestas de algunos vecinos, la construir de un inmenso parking y un paso subterráneo junto al Bernabéu y la Comunidad de Isabel Díaz Ayuso proyecta una espectacular megaestación de metro junto a la catedral blanca, lo que redondearía tan majestuoso proyecto. Amistades peligrosas Es evidente que la repentina renovación de 'Carletto', antes de acabar el 2023, es un nuevo gesto de estabilidad, determinación y éxito del presidente, que ve a su equipo líder de LaLiga pese a tener ocho bajas, de las cuales cinco o seis son titulares fijos, y de su papel en la Champions. Además, Ancelotti es el punto de encuentro entre los que se van y los que llegan. El Real Madrid ha soportado con entereza y éxitos las salidas de auténticos mitos como Zinedine Zidane, Cristiano Ronaldo, Sergio Ramos o el mismo Casemiro. No es el caso del Barça, no, y la no renovación de Leo Messi, que, hace unos días, fue utilizada, también como excusa, un acorralado Xavi Hernández. Y acabo: no todos los culés creen que la 'amistad', el buen rollo, la complicidad, que Laporta mantiene, actualmente, con Florentino, será beneficiosa para el Barça.

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