Por qué hay que proteger a Lamine Yamal

Xavi escucha ahora la misma pregunta que formulaban a antiguos entrenadores del Barça en cuanto despuntaba un brillante de la cantera. Y respondió lo mismo que ellos. A él le toca lidiar con la irrupción de Lamine Yamal, de 16 años y el debutante más joven de la historia azulgrana. “¿Por qué no juega más veces Lamine Yamal de titular?” Y Xavi responde igual. “Es tan joven que le tenemos que cuidar. Tiene mucha madurez pese a la edad, pero hay que ir con pies de plomo”, dijo en Mallorca a resultas de la cuarta suplencia del extremo juvenil. Al regreso de Palma, y de nuevo con una actuación descollante cuando entró -un penalti simulado, un par de incursiones por la banda, la asistencia del 2-2-, Xavi dio explicaciones del caso. Iteró las razones que anteponen la protección del futbolista antes que las necesidades inminentes del equipo. Pero le alineó de salida ante el Sevilla. Y también en Oporto. Y, seguramente, repetirá en Granada por la lesión de Raphinha. Doble protección Se trata de una doble protección: la puramente física, evitando la sobrecarga de esfuerzos y minutos con partidos cada cuatro días. Si los profesionales acusan el desgaste continuado y requieren dosis de descanso, cómo no lo va a acusar el cuerpo de un chico de 16 años cuya morfología física aún está formándose. La edad cronológica, que es la que marca el calendario, no se corresponde con la edad biológica que tienen huesos, tendones, ligamentos y músculos. La otra protección tiene una vertiente emocional y futbolística. “A veces se nota que tiene 16 años, por eso creo que tenemos que protegerlo en cuanto a minutos, momentos de los partidos, el rival contra el que juguemos…”, explicó Xavi, más allá de que los ojos del entrenador observan otro detalles: “Al fútbol no sólo se juega con él balón; a veces hay que seguir al lateral”. Otra mirada Los ojos de un médico miran en otra dirección. “La madurez física de un atleta no se da en una edad determinada. Es un proceso de culminación del crecimiento, que se produce entre los 16 y los 18 años, pero hay mucha variabilidad”, explica Lluís Til, exmédico del Barça. “La madurez de los tendones y los huesos tienen otro tempo a la de los músculos, es más tardía”, añade, exponiendo como ejemplo que el crecimiento de un músculo puede completarse en seis semanas con sesiones de gimnasio. “Para que los tendones se desarrollen al máximo necesitas un año, por eso se generan lesiones muy graves en los tendones a edades tempranas”, precisa el doctor, que actualmente es el coordinador médico del Benfica, club en el que cumple una segunda etapa. También cumplió dos en el Barça. De 2003 a 2006 y de 2017 a 2021. Del peligro que corren por asumir de repente una sobredosis de esfuerzo ante la que no están preparados hay un ejemplo claro: Pedri. Apareció en Barcelona con 17 años tras una exitosa campaña en el Las Palmas y un teórico destino en el filial. Durante la temporada convenció a Ronald Koeman, que lo mantuvo en el primer equipo. Estalla el cuádriceps Las carencias de aquel Barça eran tales que Pedri fue el jugador más utilizado de la plantilla: 52 de 54 partidos jugados. Debutó con la selección sub-21 y la absoluta durante la campaña. Al acabar, fue convocado para la Eurocopa, luego para los Juegos Olímpicos de Tokio. Regresó de Japón y reapareció con el Barça; dos partidos de titular, uno de descanso, otro de titular. El cuádriceps de la pierna izquierda estalló. Sólo pudo sumar un partido entre septiembre y enero. Volvió a la máxima actividad y en abril sufrió otra rotura del bíceps femoral izquierdo. Cerró la campaña 21-22 con 21 partidos disputados. Inició la 22-23 jugándolo todo. Y el cuerpo se quejó a través del recto anterior derecho. Pedri desapareció de febrero a junio, con solo cinco presencias. El pasado verano hizo un trabajo de musculación y preparación física para prevenir el ajetreo y aguantar el tute con el Barça. A los dos partidos, en un acción inocua en un entrenamiento, se lastimó de nuevo el recto anterior derecho. No reaparecerá hasta finales de octubre. Pablo Páez Gavi, por el contrario, resiste. También emergió con 16 años. Sometido a un esfuerzo brutal durante dos temporadas no ha sufrido ni una lesión muscular. Ni traumática. Lo más aparatoso fue el codazo en Pamplona por el que le tuvieron que grapar la oreja. “Los grandes talentos tienen habilidades coordinativas y motrices superiores a los demás. Llegan antes a la élite, pero nunca hay que olvidar que son cuerpos en desarrollo que hay que cuidar y desarrollar” Lluís Til Médico del Benfica La irrupción de Ansu Fati “Los grandes talentos tienen habilidades coordinativas y motrices superiores a los demás. Llegan antes a la élite, pero nunca hay que olvidar que son cuerpos en desarrollo que hay que cuidar y desarrollar”, subraya Til, que vivió de cerca la eclosión de Pedri. Lamine Yamal es la viva imagen de un adolescente. Podría vincularse a Pedri la experiencia de Ansu Fati, que había tenido una irrupción fulgurante en 2019, pero sus circunstancias fueron distintas. Empezando por el tipo de lesión: una rotura del menisco interno de la rodilla izquierda tras una entrada en el maldito Barça-Betis del 7 de noviembre. Fue operado una vez y otra y otra, hasta cuatro veces. Los desajustes musculares reprimieron a 15 sus participaciones en la campaña 21-22 (habían sido sólo 10 en la 20-21). En la última temporada participó en 51 de los 53 partidos, pero solo fue titular en 14. Ha ido cedido al Brighton. Ansu Fati emergió en agosto de 2019 a los 16 años con dos goles y una colección de récords de precocidad en el Barça. Debutó ante el Betis en la jornada 2, marcó el gol del empate en Pamplona (2-2) tras aparecer en el descanso y fue titular frente el Valencia con otra diana. “Cuando me llamaron a entrenar por primera vez llamé a mi padre, pero no me cogió el teléfono. Llamé entonces a mi madre y me puse a llorar. Era mi sueño desde que llegué y veía que lo estaba cumpliendo. Fueron semanas emotivas, pero también con muchos nervios”, recordó Ansu del estado de ansiedad de aquellos días. Seis partidos después, dos meses después, Ernesto Valverde manifestó: "Cuando sale un jugador nuevo, y de la manera fulgurante, se genera una gran expectación, enorme, pero las cosas son como son, todavía no se ha hecho a la categoría y tiene que tardar tiempo en hacerse. Es un proceso de aprendizaje, tendrá que crecer y hacerse más fuerte". Nunca le utilizó más de siete partidos seguidos. Cuidar el cerebro “El cerebro es otro órgano que hay que cuidar”, apunta Til (59 años), especialista en cirugía ortopédica y traumatología y que fue jefe de medicina del Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat del Vallés. Alude el médico a la necesidad de saber gestionar la presión que les sobreviene de golpe: de jugar tres o cuatro partidos por temporada de la máxima competitividad en las ligas formativas, el doble si es internacional, a jugar en estadios de Primera División. “Cuando eres juvenil afrontas las expectativas de tu familia y la gente que te pueda conocer; en Primera tiene miles de personas en las gradas, la prensa, millones de aficionados…”, expone gráficamente. Messi y sus lesiones Se compara a Lamine Yamal con Lionel Messi, otro debutante precoz (con 17 años) y por las similitudes futbolísticas. Frank Rijkaard tuvo que gestionar el impetuoso estreno del argentino, ese “pequeño diablo” que asombró a Fabio Capello en el Barça-Juventus del Gamper-2005. “Su actuación ha sido impresionante, increíble”, corroboraba Rijkaard, que ya le había dado ocho ratos en la campaña 2004-05. A partir de entonces le utilizó con asiduidad. Ludovic Giuly aguantó la competencia dos temporadas porque Leo, además de ser dosificado por Rijkaard, sufrió tres lesiones. “Todos me ayudaron de una manera u otra. Sobre todo el entrenador cuando no me hacía jugar y yo me calentaba. De mayor entendí que era lo mejor para mí y siempre le estaré agradecido. Se lo dije también a él; fue importantísimo por cómo me trató", confesó Messi años más tarde, desconociendo que fue un privilegiado. En sus inicios fue titular en el 73% de los partidos (80 de 109 en sus primeras cuatro campañas). Un caso único. Igual que su talento. "Todos me ayudaron de una manera u otra. Sobre todo el entrenador, cuando no me hacía jugar y yo me calentaba. De mayor entendí que era lo mejor para mí y siempre le estaré agradecido" Lionel Messi Exjugador del Barça Favorito pero suplente Messi se calentaba, como seguramente se calentaban Andrés Iniesta y Bojan Krkic, jóvenes que también manejó Rijkaard. Y Til, médico del primer equipo. Iniesta tenía 19 años y 9 partidos en el primer equipo cuando se presentó el técnico holandés. Era su jugador preferido (el que intervino en más partidos entre 2004 y 2006), pero suplente: solo el 42% de titularidades (51 de 121 en sus primeras cuatro campañas). Andresito competía con Xavi, Deco, Edmilson, Márquez, Motta, Gabri... "No sabemos si yo sería el mismo jugador en un otro lugar, si sería mejor o peor, pero he estado y estoy en el club ideal para crecer como jugador y para ser el jugador que soy ahora", explicó Iniesta, cuyo primer impulso lo recibió de Van Gaal, que le dio seis titularidades seguidas. El entrenador favorito de Bojan Krkic fue Rijkaard. “Frank es el técnico que más me ha marcado. Siempre he dicho que no solo me dio la oportunidad, sino también la continuidad”, aseguró el delantero en su retirada. Cuidar a las personas “Es un jugador especial viéndole en el campo, porque a pesar de su edad siempre toma las decisiones correctas; en este sentido, tiene la inteligencia de un jugador mucho mayor”, destacó el técnico, que ya había modelado la inclusión de Messi e Iniesta. Rijkaard -”una gran cuidador de personas”, asegura Til, elogioso con las virtudes humanas del técnico- le dosificó. Igual que Guardiola. Bojan solo fue titular en 54 de 126 partidos en tres campañas (42%). Bojan compitió en aquella delantera (2007-08) con Messi, ya indiscutible, sin dosificaciones, aunque sufriera tres lesiones musculares producto, entre otro motivos, de su mala alimentación. Y con Ronaldinho, Etoo, Henry, Gudjohnsen, Giovani dos Santos y Ezquerro. El trabajo de Bojan Iniesta fue víctima de una depresión. Tambien Bojan. Pero salieron adelante. “Desde el punto de vista de las ciencias del deporte, hay que estar cerca y prestar el máximo apoyo a los jóvenes”, dice Til, más allá de que, insiste, “han de administrarse muy bien las cargas de esfuerzo y de forma muy progresiva” para que no se trunquen carreras en ninguno de los aspectos, psicológico o físico. En su momento Bojan (2007) fue el más joven en marcar en la Liga con el Barça y el segundo más joven en la Champions, récords ya pulverizados por Lamine Yamal. La nueva maravillosa aparición azulgrana ha sido titular en cuatro de los nueve partidos, aunque ha intervenido en todos. Una de las funciones de Bojan en el club es ayudar a la plácida integración del juvenil para que tenga una larga vida en el Barça.

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