EL CASO NEGREIRA

Esperanza en el Barça de que la UEFA no dejará al club sin Champions

Archivo - Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA.

Joan Laporta no para quieto en Barcelona. Primero acudió a la casa de Javier Tebas, uno de sus enemigos más fuertes, para exponer sus argumentos en el caso Negreira. Eso sucedió el miercoles. Ayer jueves viajó a Eslovenia para reunirse con el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, y explicarle en persona lo mismo, que el árbitro jamás compró o intentó comprar árbitros. Lo que ya dijo el lunes en la larga rueda de prensa. La reunión terminó con la esperanza o la tranquilidad de sentir que la UEFA no sancionará al club, es decir, que no le dejará fuera de la Champions de la próxima temporada.

Laporta ya tendió puentes con Ceferin en la rueda de prensa cuando tuvo palabras amables con él. "Afortunadamente, Ceferin ha bajado y ha actuado con prudencia y está actuando de una forma responsable".

Escrito previo

El mandatario azulgrana ya remitió por escrito, vía Federación, las necesarias explicaciones del club sobre el caso Negreira, un escándalo que había empujado a Ceferin a proclamar que era el más grande que había visto en el fútbol. Pero dispuesto a cortar cuanto antes cualquier amenaza de expulsión, Laporta se desplazó a Lubliania vía Londres, donde se encontró con el agente Pini Zahavi , representante de Robert Lewandowski. Zahavi viajó con Laporta a Eslovenia, país de donde es Ceferin.

La reunión concluyó con sensaciones óptimas de que a corto plazo la UEFA no actuará y se esperará a la resolución judicial del caso. En este encuentro, Laporta volvió a blandir el informe externo que remarca que no existe ningún delito de corrupción deportiva en la contratación del exvicepresidente del Comité de Árbitros y su hijo Javier Enríquez.

La reunión se produjo un mes antes de que la UEFA tenga que decidir sobre la participación del club azulgrana en la próxima edición de las competiciones continentales. Una sanción significaría un drama deportivo, lejos de la Champions por tercer año consecutivo, además de varapalo económico, 70 millones de euros menos de ingresos, como mínimo, y reputacional, comprometiendo también el futuro proyecto deportivo, afectando, por supuesto, al posible retorno de Messi.