Una vez convocadas oficialmente las elecciones del Barça, las propuestas se empiezan a desplegar en el zoco azulgrana para seducir al socio. Jordi Farré, que ya dio un golpe de efecto en su presentación ofreciendo pizzas y tatuajes a cambio de firmas, propone recuperar el proyecto enterrado del columbario del Camp Nou, donde le gustaría que estuvieran sus cenizas. Sometería a referéndum si el museo del Barça debe seguir llevando el nombre de Josep Lluís Núñez y si Ia camiseta de Iñaki Urdangarín debe seguir teniendo la camiseta en el Palau Blaugrana. Apuesta por poner fin a las listas de espera del Camp Nou (en la que hay hoy 9.132 socios inscritos) y reducir los mandatos a cuatro años.
"Una campaña electoral tiene que ser algo divertido. Actualizamos el chocolate y melindros de Núñez por pizzas. Otros han dado pelotas, bolis, Jaume Guixà regaló en su día aparatos de TDT. Buscamos un golpe de efecto", explicó Farré, que felicitó a Joan Laporta del logrado con la pancarta junto al Bernabéu. "Yo creo que el tema de Jan es una acción brillante". A Víctor Font, que le afeó al expresidente que con eso no se ganaban Champions, le recordó que en el partido de ahora es solo para ganar las elecciones y a Laporta solo le objetó los 120.000 euros invertidos en la campaña publicitaria en un contexto como el actual. "Se ha pasado con la vacilada, pero me ha gustado; el Barça es un divertimento".
Ha abogado por recuperar peso en las instituciones, pero no ha dudado en cargar contra el uso que se hace del VAR en España. "Es una buena herramienta, pero no se está aplicando siempre con el mismo criterio para todo el mundo. LaLiga del año pasado fue un auténtico escándalo, de las Ligas más adulteradas de los últimos 40 años, Voy a trabajar para defender nuestros derechos como club y no me va a temblar el pulso. No sé si está mejor posicionado el Madrid, pero desde luego fue beneficiado".
Farré mantiene su apuesta por Neymar (igual que Emili Rousaud), aunque cree que sería un error que la campaña fuera un juego de cromos y, ante la falta de rivales de entidad en la Liga Asobal, llevaría al Barça de balonmano a la liga francesa o alemana.