LA RELACIÓN CON LA ESTRELLA

Koeman, o la gestión del diálogo con Messi

El entrenador revela que mantiene "charlas semanales" con el capitán para tejer "una buena relación"

"Veo la ambición de Leo y su carácter. Yo veo cosas diferentes a Setién", asegura el técnico del Barça

Koeman espera a Messi al final del amistoso con el Girona en el estadi Johan Cruyff. / GETTY / DAVID RAMOS

Con respeto ("si él lo ve así, pero yo no estoy de acuerdo"), pero discrepando. Para Ronald Koeman, diga lo que diga Quique Setién, la gestión de Messi no es uno de los problemas que le torturen en un club agujereado por los problemas.

No tiene el técnico tiempo ni paciencia, las dos palabras que utilizó ayer, para reconstruir una plantilla que viene aún tocada de la depresión de Lisboa, donde estaba el cántabro, a quien la inyección de alegría juvenil (Ansu Fati, Pedri, Trincao, Dest...) no es suficiente antídoto para defectos estructurales que se arrastraban desde hace años. Antes incluso del breve y tormentoso paso de Setién por el Camp Nou.

Tampoco le dijo nada el extécnico azulgrana a Del Bosque, en esa charla en el diario El País, que no se supiera. Gestionar a Messi no ha sido asunto nada sencillo. Ni en el inicio. Ni ahora en el final, tal vez, de una carrera increíble que lleva ya más de tres lustros en las que Messi ha sostenido al equipo. Y casi siempre al club. Es más lo que no dijo Setién sobre el astro, al que se refirió como el "muchacho", que lo que llegó luego a verbalizar.

Frank Rijkaard, 2004-2008. / JORDI COTRINA

Frank, Pep...

Tutelar a Messi empezó siendo complejo hasta para Rijkaard, aunque lo manejó con sencillez y astucia ganándose los elogios posteriores del astro. Entre el vértigo que desató su espectacular irrupción en la elite sobresalía la mano tranquila y sigilosa del holandés para guiar al argentino, a quien acunó con mimo en aquellos años de reiteradas lesiones musculares que no le dejaban vivir en paz con su cuerpo.

Pep Guardiola, 2008-2012. / JORDI COTRINA

De Frank a Pep, que lo sedujo con decisiones extradeportivas (lo dejó ir a los Juegos Olímpicos de Pekín-2008 cuando el Barça de Laporta estaba jugándose el futuro en una previa de Champions) y revoluciones tácticas, incrustarlo en el Bernabéu como falso nueve, que le dieron una nueva dimensión en su carrera.

El paso del tiempo (fueron cuatro años de convivencia, es el técnico que más años ha dirigido a Messi) erosionó esa relación. Luego, con la perspectiva de los años, todo ha regresado al punto de partida original.

Tito Vilanova, 2012-2013. / AFP / LLUÍS GENÉ

"¿Mi mejor entrenador? Guardiola", confesó Messi, dispuesto como estaba este mismo verano a renunciar a su casa para marcharse a Manchester y ponerse en manos de Pep. Una opción que podría repetirse a partir del mes de enero cuando el capitán azulgrana está totalmente libre para decidir su futuro. Y se iría, si se va, gratis. 

Tito, Tata...

Luego, apareció Tito Vilanova, cuya conexión era tan antigua (era el técnico de Messi en el cadete deaquella generación del 87 con Piqué y Cesc), que nada lo quebró. Se entendían muy bien, todo lo contrario que cuando apareció Tata Martino, fichado por Sandro Rosell. Era un "paracaidista", como él mismo técnico argentino se definió.

Tata Martino, 2013-2014. / JORDI COTRINA

Siendo rosarino como Leo jamás hubo química entre ellos. Hablaban dos lenguajes distintos, por mucho que en esos años se intentaran descifrar los silencios de Leo. O las miradas del "muchacho", que diría ahora Setién, el técnico que, curiosamente , menos tiempo trabajó con él. 

Luis Enrique, 2014-2017. / JORDI COTRINA

Apenas siete meses de convivencia entre ambos. Y más de tres estuvieron confinados. "Respeto a Setién, pero no estoy de acuerdo con él", dijo Koeman con educación sobre su colega, recalcando luego que "para mí Leo no es de los jugadores más difíciles de llevar". Tiene, además, el actual inquilino del banquillo en el Camp Nou una fórmula nueva.

"Es el capitán y yo hablo cada semana con él sobre cosas del campo y del vestuario para tener una buena relación", añadió  Koeman, quien pidió al Barça «precisión» en el remate para terminar con la ineficacia.

Luis Enrique, Valverde, Quique.... 

No quiere el técnico que se repita el volcán que vivió Luis Enrique tras Anoeta (enero 2015). Después, apareció el tacto de Valverde, un técnico que gestionó el Barça sin Neymar. Y sin tridente, ganándose el respeto del capitán, que lo despidió en enero con un mensaje cariñoso. "Además de ser un gran profesional, eres una magnífica persona", le escribió Leo. Desde entonces, guarda respetuoso silencio el Txingurri.

Ernesto Valverde, 2017-enero 2020. / JORDI COTRINA

Luego, llegó Setién, acompañado de Eder Sarabia, y terminó la calma. Como se detectaba ya en las pausas por hidratación donde el lenguaje gestual de entrenador y estrella delataba esa distancia, a la que ya puso palabras el cántabro en su charla con Del Bosque comparando a Messi con la misma gestión que le tocaba hacer a los Bulls de Chicago con Michael Jordan.

Setién, (enero 2020, agosto-2020). / reUTeRs / albert gea

Una calma que intenta recuperar ahora Koeman con una vía nueva (mensaje frontal, directo, reuniones semanales...) para, tal vez, el último curso con Messi. No llevan ni tres meses juntos. Y se van conociendo Ronald y Leo.