Barcelona-1 Osasuna-2

Patética despedida del Barça de su título de campeón

Hasta Messi se avergüenza de que el equipo no plante cara al Madrid hasta el final con la derrota frente a un Osasuna que jugaba con 10

Dos remates al poste y un gol anulado por el VAR no disculpan otro mal partido azulgrana, sin juego ni ideas como reconoce el capitán

Messi se lamenta después de que el Barça encajara el segundo gol ante Osasuna. / jordi cotrina

Con Messi se ganaban títulos y con Messi se pierde con Osasuna. Un retrato del declive del Barça, más que de su capitán. Hasta ese nivel ha caído el Barça, que se despidió de forma vergonzosa del título de campeón, incapaz de presentar batalla el último día, cayendo ante un equipo que jugaba con diez en el tiempo añadido.

Tan vergonzante fue la claudicación del equipo que hasta Messi compareció de forma extraordinaria para ejercer de portavoz del vestuario. Y extraordinario fue el discurso, también por inusual de autocrítica.

Un equipo muy débil, denuncia Messi

“Este partido refleja lo que ha sido un año muy irregular de un equipo muy débil, al que le ganan por intensidad, por ganas”, empezó diciendo el capitán, para expresar a continuación una convicción que es evidente a los ojos de los culés. “Esto no nos alcanzó para la Liga y no nos alcanzará para la Champions. Si no cambiamos muchísimo, la vamos a perder también", anunció Messi.

Ni dos remates a los postes (de Messi y Suárez) ni un gol anulado por el VAR sirven de excusa ni atenuante de una derrota hiriente, la primera en dos años y medio en casa, desde el 3-4 ante el Betis que comandaba entonces Quique Setién (11 de noviembre del 2018), que despojaba al Barça de su título y del margen de paciencia que se le podía conceder. Se ha agotado antes de que acabe la Liga.

La historia del duelo discurrió por los parámetros recientes. Da igual que el rival sea el Atlético, el Celta u Osasuna, porque se verá el mismo Barça: obcecado con entrar por el centro, obsesionado por darle el balón a Messi, obstinado en jugar al pie y nunca al espacio, obtuso en sus ideas, limitadas al abecé. Todos los síntomas de la obsolescencia que ni tres semanas de descanso antes de reanudar la temporada -la Champions, con el Nápoles, el 8 de agosto, reparará. Es lo que teme Messi.

Ansu Fatio intenta controlar un balón ante un defensa de Osasuna. / JORDI COTRINA

Tarde gris como el Barça

Gris se puso la tarde en Barcelona, acorde con el sombrío tono futbolístico que ha ido desprendiendo el Barça. Además de que peuda estar cansando. Quiso refrescar Setién al equipo en las dos vías. Retiró a Alba, Busquets y Vidal, tres treintañeros, colocó a Sergi Roberto y Riqui Puig en los interiores y Ansu Fati en la delantera. En la despedida de la Liga y del estadio, Setién quiso recuperar la noche fundacional de su etapa blaugrana con un equipo más parecido del Barça que idealizaba.

Aquel que ganó al Granada en el primero de sus 22 partidos, más que anunciar el buen fútbol que pregonó Setién o  la reactivación de Bartomeu adelantó los apuros que pasaría con el tardío gol de Messi. Seis meses después, es un Barça ruinoso, desmotivado y hastiado de todo, Incluso de sí mismo.

Todo lo contrario de Osasuna, al que no se pudo ganar en Barcelona ni en Pamplona, en la tecrera jornada, aún en agosto, el día que nació Ansu Fati. Los navarros se presentaron relajados, sobrados de puntos para la salvación, que era su único proposito vital siendo un recién ascendido. El rígido protocolo de Tebas –y el coronavirus, todavía vivo- les negó una juerga en Barcelona. El panorama entre un Barça decadente, un Camp Nou vacío y la distensión de una temporada cumplida les animó a clausurar una racha de 11 años sin ganar en una plaza tan cara: era la del que fue el campeón 8 veces. Inaccesible.

Messi lanza una falta a la portería de Osasuna. Transformó una que supuso el 1-1. / JORDI COTRINA

La voluntad y el funcionariado

Pero este es un Barça mermado, degenerado, con un Semedo que es una mala copia de Dani Alves, en el que Junior hace añorar a Lucas Digne y cuyo refuerzo para la delantera después de gastarse 400 millones, es Braithwaite, el ‘nueve’ del Leganés. Un Barça que depende más que nunca de Messi. Un Barça tan descuidado en el que hasta tres jugadores chocan por ir los tres al mismo sitio a rematar un centro, sin ocupar todas las posiciones para aprovechar todas las variantes previas de ese centro. 

La voluntad de Puig por imprimir frescura subrayó la actitud funcionarial azulgrana, que ni antes ni después ni nunca insinuó siquiera la pretensión de dar guerra al Madrid hasta el último minuto, de ceder el título de mala gana con un triunfo. Antes de que marcara el Madrid, estaba perdiendo con Osasuna.

Ficha técnica

Barcelona: Ter Stegen (7); Semedo (4), Piqué (4), Lenglet (7), Junior (5); Sergi Roberto (6), Rakitic (6), Riqui Puig (6); Messi (5), Braithwaite (4), Ansu Fati (6).