1. Un regalo de incalculable valor
Piqué le dio un metro a En-Nesyri y eso es un regalo de incalculable valor para cualquier delantero. No lo desaprovechó el jugador del Leganés, que pudo controlar el balón, observar la posición de Ter Stegen y apuntar a la escuadra. Messi no tuvo nunca ese metro para idear algo. Ni Suárez, pese a que marcó en una falta mal defendida por el Leganés. El 1-0 provocó, otra vez, que el Barça se viera obligado a remontar fuera de casa.
Piqué protesta al árbitro Jaime Latre. /
2. Otro dibujo para forzar el cambio
Para juntar a los cuatro delanteros, Valverde modificó el dibujo tádctico. Recurrió al 4-2-3-1 como ante el Slavia en casa con De Jong y Busquets intercambiando de lado en el mediocentro, igual que Dembélé y Griezmann. Poco después de empatar retiró un delantero (Griezmann) y volvió al 4-3-3 para acabar, finalmente, con el planteamiento del inicio.
Ansu Fati salva la entrada de Rosales. /
3. Más delanteros, menos ocasiones
Con una sonrisa se marchó Griezmann al ser sustituido. Una sonrisa amarga, a medio camino entre la frustración de un mal partido y la decisión de Valverde. No le gustó al futbolista francés el cambio, aunque su expresión denotaba que se lo esperaba. Jugó de extremo en las dos bandas y se desmarcó buscando balones en profundidad que nunca llegaron.
Suárez cabecea la falta lanzada por Messi que suspuso el 1-1. /
Como tampoco llegaron oportunidades de remate. Un mal común de un equipo que va salvándose a balón parado. Solo Busquets ha marcado de jugada (un tiro desde fuera del área) de los últimos siete tantos del Barça: dos penalti y dos de falta de Messi y la falta indirecta de Suárez y el rebote en un córner de Vidal en Leganés.