1. Valverde recurre al 4-2-3 1 de inicio
Sin un nueve nato en ausencia de Suárez, el delantero que reúne más condiciones para ejercer en el centro es Messi. Dembélé volvió a la titularidad como extremo derecho y Griezmann siguió en la izquierda pata abrir el campo. Su velocidad debía servir para romper la adelantada defensa del Slavia. De Jong y Busquets compartieron la tarea que normalmente hace uno de ellos. Valverde no usaba de inicio el 4-2-3-1 desde su primera campaña.
De Jong reclamauna falta. /
2. Piqué y Lenglet se ponen a organizar
Si en Praga el mediocentro del Barça (Busquets) sufrió un marcaje individual (Stanciu), los dos de ayer (De Jong y Busquets) fueron perseguidos por Stanciu y Traore. Solo dos jugadores del Barça tuvieron cierta libertad y tiempo para pensar. Piqué y Lenglet acabaron siendo los organizadores del equipo. Vidal, el tercer centrocampista, se ausentó de las tareas constructivas para presionar lo que no presionaba Messi y ejercer de primera barrera para retrasar las ambiciosa salidas del cuadro praguense.
Busquets intenta eludir la presión de Traoré. / j /
3. Más espacios, pero más lejos
El Barça no pudo jugar como suele, con combinaciones cortas e interiores. El Slavia, con una defensa muy adelantada y densa cerró todos los espacios. Pero esos espacios que no estaban dentro y cerca estaban lejos, a la espalda de la zaga, y fuera. Los laterales y los extremos azulgranas adquirieron capital importancia para progresar en el campo y llegar al área. El éxito estuvo en su inteligencia para saber cuándo arrancar y romper la línea.
Dembélé se escapa de Olayinka. /