ENTREVISTA CON EL PERIÓDICO

Arthur: "El juego del Barça es muy cerebral. Aquí hay que pensar mucho"

El exjugador del Gremio admite que es "un brasileño distinto" cuyo estilo de juego conecta de maravilla con la filosofía azulgrana

Entrevista con Arthur, centrocampista del FC Barcelona. / JORDI COTRINA (ASLI YARIMOGLU)

Llegó Arthur al Barcelona y rápidamente fue bendecido por Messi. Recibió, por lo tanto, la bendición divina un joven brasileño que convierte el balón en un tesoro al que quiere mimar, consciente de que es algo único. Arthur Henrique Ramos de Oliveira Melo (2 de agosto de 1996, Goiânia) asume, en una conversación con EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, que es "un brasileño distinto" porque defiende un estilo de juego que choca con la corriente de compatriotas suyos como Casemiro o Paulinho.

–¿Cuándo empezó a jugar a fútbol? A los cuatro años ya iba a jugar a la escolinha de fútbol que tenía el primo de mi padre. Él había sido jugador del Goiana. No paraba de insistir a mi padre para ir con su primo. No jugábamos partidos, solo entrenaba con otros niños. Era muy pequeñito. Iba dos días a la semana. Partidos no jugué hasta que tenía ocho años.

–Una vida junto al balón. Jugaba donde podía; en la calle, en la escolinha, en el patio de mi casa… Sobre todo aprovechaba cuando mi padre se llevaba el coche, que lo tenía aparcado allí, y entonces me quedaba con todo el patio para mí. No era muy grande. No paraba de jugar, y me iba gustando cada vez más. Siempre con la pelota en los pies. Cuando tenía el patio libre, no paraba de dar patadas al balón contra la pared. Eran dos días en la escolinha y cinco en mi casa (risas).

Arthur, en la ciudad deportiva del Barça. / jordi cotrina

" Cuando era niño estaba siempre chutando balones en el patio de mi casa. Dibujaba porterías imaginarias, intuía regates, eso me ayudó a mejorar mi técnica " 

–¿Pasó por el fútbol-sala? Sí, también jugué al futebol salão. El primo de mi padre me decía que, si quería, podía quedarme todo el día jugando allí. Me encantaba tener el balón. Me gustaba mucho el fútbol. No paraba de mirar partidos por la televisión. En Goiania no tenía playa, y eso que a mí me encanta, por lo que jugaba en cualquier sitio: en la calle, el salón de casa, el patio, la ‘escolinha’... Cuando yo digo que miraba al Barça desde que era un niño, es verdad. Quizá por mis condiciones, siempre me gustaba verlo porque creía que yo podía encajar en ese estilo.

–¿Jugaba solo en el patio? A veces. Cuando no estaba mi hermano. No me aburría jugar solo. Ni mucho menos. Chutando a la pared, hacía porterías imaginarias.

–¿Ahí perfeccionó su técnica? Sin duda, claro que sí. Cuando más practicas, mejor técnica adquieres.  En mi caso, estoy seguro de que me ayudó mucho chutar cada día contra la pared, lo que me obligaba a controlar bien el balón cuando volvía. Era algo natural, pero con certeza me ayudó bastante. 

–Siempre fue centrocampista. Siempre. Sí, siempre. En el Goiás, cuando ya me entrenaba tres veces por semana, era un medio más ofensivo. No tan retrasado como ahora. En el 4-4-2, yo era el más adelantado. Poco a poco, me colocaron atrás porque creían que mi toque de bola sería más productivo en esa zona. Ya nunca más volví a jugar tan adelantado. Casi siempre era, además, uno de los más pequeños de mis equipos.

Arthur observa la lluvia desde la sala de prensa de Sant Joan Despí / JORDI COTRINA

" Al final tienes que buscar soluciones y desarrollar virtudes que te permitan sobrevivir. Debes hacer algo distinto para combatir a jugadores más altos y más fuertes que tú "

–¿Eso le ha perjudicado en su carrera? No, no lo creo. Es obvio que nunca fui el más alto, pero siento que eso jamás fue un problema. Al final, tienes que buscar soluciones y desarrollar virtudes que te permitan sobrevivir en el fútbol. Tienes que hacer algo distinto para combatir a jugadores más altos y más fuertes. Creo que lo conseguí desde el inicio. Como no podía luchar contra ellos, ni era bueno en el juego aéreo ni tampoco podía pelear esos balones divididos, busqué otros argumentos.

–Como Xavi. Exacto. Mira a Xavi, por ejemplo. Parece que tiene un ojo en la nuca. Si ves a jugar a Iniesta es lo mismo. Ahí la técnica es fundamental. Es lo que te permite ser distinto. Poseer una buena técnica, tener movilidad, buscar espacios donde parece que no hay, la visión de juego… Tienes que desarrollar otras virtudes porque si no te atropellan en el campo.

–Y no le han atropellado. En el fútbol, por mucho que se diga, resulta mucho más importante la cabeza que las piernas. Tienes que pensar muy rápido y ahora, aquí en Europa, ejecutar también muy rápido. Lo principal es observar todo el paisaje del partido para tomar la decisión adecuada. Puedes ser muy fuerte, muy rápido, muy agresivo, pero si la cabeza no piensa no te sirve de nada. Por eso, creo que mi físico no resultó un problema. Nunca, nunca…

Arthur posa con una imagen donde se ven las camisetas de Iniesta y Xavi. / JORDI COTRINA

"Se sabe que en los últimos años hay en Brasil un tipo de centrocampistas como Casemiro, Paulinho... Jugadores más físicos, más duros. Soy un tipo de volante brasileño distinto" 

–Ni siquiera en el Gremio, un equipo que se caracterizaba por un fútbol aguerrido. No, ahí tampoco. Era un equipo con una tradición de jugadores fuertes, altos, agresivos… En el Gremio, tampoco. Se sabe que la tradición brasileña, especialmente en los últimos años, indica que hay un tipo de centrocampista como Casemiro, Paulinho… Jugadores todos ellos más físicos, más duros.

–Usted no parece brasileño. (risas) No creo haber roto una tradición, pero es verdad que mi estilo de juego no se parece nada al de ellos. Vieron que tenía un potencial distinto y que les podía ayudar. Quizá rompí algunos prejuicios definidos en el Gremio. Era, y es, un equipo de raza, fuerte, aguerrido… Hasta la torcida te pide que seas así en el campo.

–Pero Arthur no lo es. No, no, ni mucho menos. En el Gremio vieron que era distinto y me pusieron a jugar, algo que quiero agradecer. Diría que hasta modificamos un poco entre todos esa manera de jugar. No tuve ningún problema. Para mí, era una oportunidad que no podía desaprovechar. Y lo encaré hasta como un elogio. Sentir que podía ser un volante distinto al que hay ahora mismo en Brasil. Soy distinto, pero me adapté muy bien a ese estilo, pero, sobre todo, estoy feliz porque nunca cambié. Ni renuncié a mi manera de ser en el campo.

JORDI COTRINA

"El pase es el principal fundamento del fútbol. Para mí, hacer un buen pase a un compañero es como si hiciera un gol" 

–¿No le presionaron para cambiar? En algún momento sí que me pidieron otras cosas. Pero estoy contento porque fue ahí cuando más fuerte me mantuve en mis convicciones futbolísticas. No cambié nada. Creí entonces más que nunca en lo que era mi fútbol y gracias a Dios todo salió bien.

–Sabemos que sus referencias en Europa son Iniesta y Xavi, pero ¿cuáles eran sus ídolos en Brasil? Lo de  Iniesta y Xavi lo he dicho siempre. No ahora que estoy en el Barça, sino antes, porque los veía jugar por la tele y ese estilo me encantaba. ¿En Brasil? Maicon, con el que jugué en el Gremio, Renato Augusto, con el que acabo de compartir un partido de la selección, y Cícero, que estaba en el Fluminense, aunque luego se vino al Gremio.

–¿No fue, precisamente, Maicon quien un día pidió las estadísticas de algunos partidos suyos para luego decirle: ‘Tienes que ser más decisivo en el pase’?  Sí, sí, sí (risas). Es verdad. Me encantaba jugar con Maicon y, al final, también pude cumplir el sueño de jugar con Cícero en el Gremio y con Renato Augusto, que estaba entonces en el Corinthians. Maicon se parece un poco más a mi estilo, pisa más la pelota, mira siempre antes de recibir, observa el panorama… Renato Augusto es un poco más agudo, pero me encanta su técnica individual y cómo domina tranquilo los partidos.

–¿Qué es para usted un pase? El pase es el principal fundamento del fútbol. Si no haces buenos pases es imposible que tus compañeros tengan opciones de gol. Claro que hay ocasiones inesperadas y momentos en los que no necesitas tantos pases, pero sin ellos todo resulta más complejo.

–Disfruta más asistiendo que marcando. Claro. Para mí, realizar un buen pase a un compañero es como si hicera un gol. Es mi característica, es lo que me pide el míster. Si doy un pase y acaba en gol soy muy feliz. Yo, por ejemplo, intento tener en la cabeza el pase que voy a dar antes de ejecutarlo. Para mí, esa es la clave. Además, aquí la pelota siempre vuelve mejor que cuando tú la das (ja, ja, ja). Cuando tú encuentras este estilo de juego y los 11 futbolistas piensan igual esto es otra cosa. Es una sintonía colectiva. Es un verdadero placer.

Arthur, en su presentación en el Camp Nou. / JORDI COTRINA

" Intento tener en la cabeza el pase que voy a dar antes de ejecutarlo. Cuando tú encuentras este estilo de juego y los 11 futbolistas piensan igual es una sintonía colectiva. Es un verdadero placer." 

–¿Y la relación tiempo-espacio? Mira al Barcelona. Eso es la búsqueda de la relación tiempo-espacio. A veces, hay un montón de pases cortos en una misma zona y el público se pregunta por qué no avanzamos más. Pero, en realidad, lo que estamos buscando es engañar al adversario. Cuando ellos, tras tanto pase corto, creen que no está pasando nada y baja la guardia es cuando hacemos otro tipo de pase para buscar el espacio que necesitamos.

–Pues llegó usted al club que ha hecho del pase una cultura de juego. Lo sé, lo sé. Sabía que esta es la filosofía del Barcelona, no me cansaba de mirar sus partidos en la televisión. Aquí siempre han jugado futbolistas más técnicos que no fuertes físicamente. Toda la gente hablaba de que mi estilo de juego era perfecto para jugar aquí. No lo digo por decirlo, es lo que pensé siempre. Cada vez que me preguntaban por un equipo donde querría jugar, mi respuesta era la misma: ’el Barça!

Arthur, en su estreno en el Joan Gamper ante el Boca Juniors. / JORDI COTRINA

"Tengo una familia bien estructurada. Mis padres tuvieron la calma necesaria cuando yo no tenía la madurez adecuada. Yo quise salir antes a Europa y ellos me dijeron: 'Calma, calma.. Tu hora va a llegar'  Tenían razón, al final llegó el Barça "

–Aquí ha llegado. Ahora lo estoy disfrutando, vistiendo esta camisa, entrando en el Camp Nou, rodeado de craques como Messi, Busquets, Piqué, Sergio, Rakitic. Ídolos que yo veía por la televisión.. Es un verdadero sueño, por eso el día de mi presentación estaba con una sonrisa de oreja a oreja, estaba terriblemente emocionado.

–Usted desprendía una infinita alegría; su familia, también. Era un sueño de niño para mí. Y también para toda mi familia. Ellos siempre me incentivaron y me apoyaron, dándome la estabilidad necesaria en todo momento. Siempre me dio la estructura adecuada para que yo pudiese solo dedicarme a jugar a fútbol.

–Tuvieron sus padres intervenciones decisivas como cuando frenaron su fichaje por el Bayern Múnich y el Chelsea. Así es. Tengo una familia muy bien estructurada. Ya sabemos que en mi país no siempre es así. Estoy muy agradecido a mi familia porque mis padres tuvieron la calma necesaria cuando yo no tenía la madurez adecuada. Me ayudaron muchísimo. Mi familia tiene la cabeza bien puesta y en esos momentos, cuando había algunos equipos interesados, me dijeron: ‘No, no te vayas aún. Aún no’ Pero yo ya quería salir lo antes posible camino de Europa y ellos me respondían: ‘ Calma, calma, calma… Tu hora va a llegar, tu sueño no es este todavía…’.

" Cuando veía un partido del Barça por la televisión, pensaba: 'Es muy fácil jugar ahí, muy fácil' Pues no. Aquí tienes mucha responsabilidad no solo en el control de la pelota sino en el espacio que ocupas y la manera en que te mueves " 

–Cuando vino el Barça, vio que sus padres habían acertado. Sí, sí, sí... Yo les dije: ‘¡Papá, tenías razón! ¡Mamá, tenías razón!’  Es algo que les agradeceré siempre. Me calmaron cuando tenía demasiada prisa en irme del Gremio para probar la experiencia europea. Ellos han sido unas personas claves. Mi padre y mi madre trabajaban juntos. Tenían una fábrica de ropa femenina, con una línea propia que se llamaba ‘De Melo’.

–Al final, la paciencia tuvo su recompensa. Y ahora está metido en ese equipo que veía por televisión. Es cierto. Cuando yo veía un partido del Barça por la televisión, pensaba: ‘Es fácil, es muy fácil jugar ahí. Das la bola allí y te viene aquí’. Pues, no. No es nada fácil. Aquí tienes mucha responsabilidad no solo en el control de la pelota sino en el espacio que ocupas y, sobre todo, en la manera en que te mueves. El juego del Barça es muy cerebral. Precisas de mucho pensamiento para hacerlo bien.

-¿A qué se refiere? Aquí hay que pensar mucho, saber dónde está tu espacio, no invadir el del compañero, aguardar tu momento para entrar en contacto con el balón y todo eso lo debes hacer muy rápido. Debes pensar muy rápido y luego ejecutarlo a la misma velocidad con gran calidad técnica. Hay que tomar decisiones antes de que la bola llegue a tus pies porque los rivales ya saben cómo juegan el Barça. Y tú tienes que anticiparte a ellos. No hablo solo de la pelota sino de la interpretación del juego. Debes tener un sincronismo perfecto. Cuando menos espacio hay, más rápido debes jugar.

" En Brasil recibes el balón y luego miras. Aquí es al revés. Debes mirar antes de recibirlo. Y no solo una vez, debes mirar muchas veces. Debes pensar rápido, debes ejecutar rápido"

–Ese es el gran cambio con respecto al fútbol brasileño. Por supuesto. En Brasil recibes el balón y luego miras, con más tiempo para todo. Aquí es al revés. Debes mirar antes de recibir. Y no solo una vez. Debes mirar antes muchas veces. Tienes que pensar más rápido, tienes que ejecutar más rápido… Y eso es algo en lo que me están ayudando mucho mis compañeros: ‘¡Arthur, haz esto! ¡Rápido! ¡Arthur, dala aquí…!’ Por eso, cuando entro en el campo no tengo muchos problemas porque he interiorizado todo lo que me han dicho antes.

–Quizá ese es el motivo por eso le ha costado entrar en el equipo. Todo a su tiempo. Yo precisaba aprender esos mecanismos nuevos. Debía madurar más porque venía de un fútbol totalmente distinto. Allí es muy diferente, además aquí hay una competencia muy grande. Son todos craques. Tuve al inicio un poco de dificultad en la cuestión de la velocidad, pero era algo normal. Precisaba mirar antes y ejecutaba más tarde. Había que tener paciencia porque gracias a los entrenamientos y a los partidos iba a mejorar. Además, el míster y mis compañeros no han dejado de hablar conmigo para ayudarme. Pude aprender más en los entrenamientos, pude sacar mucho más provecho en los partidos.

" Cuando leí lo que Messi había dicho, pensé: ¿Será verdad todo esto? Que el mejor jugador de la historia dijero eso... No hay otro como él. A veces, parece que no es hasta humano. Me está ayudando mucho " 

–Por cierto, ¿cómo se enteró de aquellos apasionados elogios de Messi a su juego? (Risas). Primero alguien me dice en un mensaje que Messi había hablado bien de mí. No recuerdo quién fue. Entonces, pienso: ‘Bueno, habrá dicho que Arthur es un buen jugador…

–¿Se lo creyó? Con eso de que Arthur es un buen jugador habría estado feliz. Pero entonces me metí en Internet porque me pregunté: ‘¿Qué es lo que ha dicho de mí?’, me dije. Abrí el celular y comencé a buscar. Cuando vi la entrevista que había hablado tan bien de mí, se me puso una sonrisa de oreja a oreja y pensé: ‘¿Será verdad todo esto?’ Que alguien que para mí es el mejor jugador de la historia diga todo esto… No hay otro como él. No hay nadie que haga sus cosas. A veces, parece que no es hasta humano. Esas cosas que hace es como si estuviera jugando contra mí en la escolinha cuando tenía cuatro o cinco años. Me hizo feliz. Me ha ayudado bastante. Habla mucho conmigo, me da mucha confianza todo lo que me dice: ‘Arthur, tú puedes hacerlo’ Y no solo me lo dice a mí, sino también lo ha dicho en la prensa. Es importantísimo tener su confianza y la de todos mis compañeros. Todos me han tratado muy bien y estoy muy feliz de intentar ayudar a todos.