En este delantero uruguayo que hace de cada partido la última, y casi definitiva batalla, de su vida, anida una de las grandes mutaciones del Barça de Luis Enrique. Hasta que llegó Suárez, el equipo jugaba sin nueve. Con aquel falso nueve que dibujó Guardiola en la figura de Messi para revolucionar el fútbol mundial. Apareció el uruguayo, se volvió a la tradición, el viejo delantero centro de toda la vida, y Messi emigró a la banda derecha. Nacía entonces, y no hace tanto, dos años solo, el tridente con Neymar y Leo.
No anda fino en el último toque el goleador uruguayo, la segunda arma más fiable del Barça tras Messi, claro
El éxito radicó, sobre todo, en que el nueve era una máquina certera (es Suárez el actual Bota de Oro europeo gracias a sus 40 tantos de la pasada temporada), mientras ahora, en cambio, no anda tan lúcido. Ni tengo la mirilla tan precisa.
4 REMATES, PERO SOLO UNO A PUERTA
No resulta nada habitual que Suárez solo haya marcado un gol en los últimos cinco partidos, coincidiendo con la racha de irregularidad del Barça, quizá precisamente porque el nueve no anda nada fino en la ejecución.
Marcó en Sevilla hace casi un mes (2 de noviembre); luego se quedó seco. Estaba sancionado ante el Málaga, descansó frente al Hércules en la Copa, pero en sus últimos 180 minutos (Celtic y Real Sociedad) se advierte ya el problema. Dos partidos, cuatro remates, solo uno a puerta: cero goles.