Fue una noche redonda que dejó al Barça líder en solitario tras una valiosa remontada y el empate del City en Glasgow, aunque durante un buen rato anduvo torcida, con un equipo oscuro, incapaz de ver la luz tal vez porque no acababa de reconocerse. Normal cuando levanta la cabeza y no ve a Messi por ningún lado, tan acostumbrado como está a encontrarle siempre y a buscarle cuando las cosas marchan mal.

El 10 siempre encuentra el camino. Anoche, no estaba Leo y a la angustia por esa ausencia de sus queridos Suárez  y Neymar se añadió la extraña sensación de tener al lado una pieza extraña, un delantero que pareció entrar con calzador y que provocó un dibujo poco natural.

Hasta que Luis Enrique volvió sobre sus pasos y recuperó un trazo más ortodoxo. Alcácer no duró ni una hora en el campo y apenas tocó el balón. Consciente del golpe que significaba ese precipitado cambio, Luis Enrique se acercó a él y le chocó cariñosamente la mano. Y casualidad o no, al rato de entrar, el elegido para dar ese equilibrio y un poco más de frescura junto con Rafinha acabó arrodillado.No era una súplica; era una celebración.

Arda Turan, el patito feo la pasada temporada, señalado como un fichaje caro y precipitado, parece haberse encontrado a sí mismo y ha empezado a parecerse al jugador barbudo del Atlético, auque Luis Enrique le ha defendido siempre. «Estoy muy contento con su rendimiento desde la temporada pasada. No es fácil adaptarse en la situación que vino y nos ayuda mucho», destacó.

Pero en unas pocas semanas ha hecho más que en seis meses. Su remate, tras un gran pase de Neymar, cambió el guión. Lleva cinco goles y ha marcado en todas las competiciones: Supercopa (2 al Sevilla), Liga (1 al Betis y 1 al Sporting) y Champions (1)

«¡Toma!», exclamó eufórico Luis Enrique, saltando de alegría, en la celebración del gol. «El míster me ha dicho: vamos dentro, a meter gol y ataca», desveló Arda. Luis Enrique no tardaría mucho en repetir el gesto de euforia, esta vez abrazándose a Unzué, el responsable de la pizarra. «La estrategia nos da la victoria y  nos viene muy bien», admitió el técnico.

No acabó como debería pero el remate de Suárez fue a parar a los pies de un defensa que toda la vida ha deseado ser delantero: Piqué. «Era una jugada de estrategia que iba para Luis y yo tenía que bloquear. He visto al portero inseguro, he ido a por el rechace y he podido rematar», explicó Piqué, ensalzando la reacción después de haber sufrido. «Venir aquí y hacer este partido tiene mucho mérito».

La estadística refuerza esas palabras. El Borussia llevaba 11 victorias seguidas en casa, mientras que el Barça solo había ganado en una de sus seis últimas visitas a Alemania. «Nos llevamos el partido de manera justa», dijo Luis Enrique, quien se mostró prudente al valorar el liderato con este pleno al seis. «Si ves la dificultad de ganar aquí y la del City en Glasgow quiere decir que el grupo va estar apretado. No hay ningún equipo flojo. Pero vamos haciendo nuestros deberes».