Fiel al espíritu combativo y rebelde que le caracterizó como futbolista y como entrenador, Johan Cruyff piensa dar guerra al peor enemigo que se le ha presentado nunca: el cáncer de pulmón que le diagnosticaron el pasado mes de octubre. "Estoy convencido de que ganaré esta batalla", ha asegurado, en su primera comparecencia pública. No ha sido por motivos deportivos, coincidiendo con la disputa del clásico, sino por un convenio de colaboración que se ha sellado entre el centro de estudios que creó hace 15 años, el Johan Cruyff Institute, y la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), representada por su rector, Ferran Sancho.

Cruyff presenta un aspecto saludable, sin rastro aparente de las secuelas de la enfermedad. Ha iniciado ya el tratamiento con una primera sesión de quimioterapia que ha tolerado "sin ningún problema". Además de los complementos vitamínicos que toma y los medicamentos para paliar las repercusiones, el creador del 'dream team' disfruta un aliado inesperado con el que no contaba: el apoyo de los aficionados.

Equipos en Barcelona, Londres y Amsterdam

"'Mira cuánta gente que me quiere', le digo en cachondeo a mi mujer", bromea Cruyff, que confiesa su sorpresa por los mensajes de estima que va recogiendo desde que trascendiera su enfermedad el 22 de octubre. "El afecto que recibo me ha dado energía positiva, siento que tengo el doble de fuerzas que antes", ha subrayado el exentrenador holandés, de 65 años, que además de sentirse halagado por las muestras de cariño, ha depositado toda su fe en los médicos que le tratan.

Una plantilla dividida en tres grupos, radicados en Barcelona, Amsterdam y Londres cuidan de su enfermedad, y Cruyff se siente "totalmente tranquilo" porque considera que son "de alta calidad, buenísimos" y están mostrando "un interés y un deseo de ayudar extremos". Johan se considera un buen paciente, dispuesto a asumir todas las consecuencias para salirse con la suya y superar la enfermedad.

"El equipo que me ayuda es excepcionalmente bueno y tengo toda la confianza en que esto saldrá bien", ha dicho en un acto celebrado en la Casa de la Convalescència de Barcelona. El carácter positivo con el que ha asimilado esta fase crucial de su vida queda resumido en una frase muy propia de la filosofía 'cruyffista', tanto en su construcción como en su sentido: "La quimio que mee están metiendo en el cuerpo es amigo mío porque es para matar al cáncer".

La fiesta del clásico

Amparándose en sus propias vicisitudes y al motivo de su primera comparecencia pública (la firma del convenio con la UAB por el que se impartirá el Máster en Gestión Deportiva en la universidad pública), Cruyff no quiso explayarse mucho en el clásico entre el Madrid y el Barça. Su irrupción como futbolista primero (1973-78) y entrenador después (88-96) dejó para la historia un 0-5 (1974) en el Bernabéu y un 5-0 (1994).

"Lo mínimo, en el fútbol, es guardar respeto al contrario", ha dicho. "Es un partido que van a ver 30 o 40 millones de españoles y tiene que ser una fiesta. Al final, uno ganará y otro perderá", ha reflexionado, restando trascendencia al desenlace del partido. Entre otras cosas, porque cree que no será concluyente para el título.