Tejiendo sociedades

Luis Enrique inyecta nuevos recursos al 4-3-3 tradicional para convertir al Barça en un "equipo imprevisible"

EN DEFENSA, LOS LATERALES TIENEN MÁS RECORRIDO...

1«No siempre jugaremos igual, cambiaremos para hacer daño» 

«Al final, un entrenador no voy a decir que es como un arquitecto pero sí una persona que diseña una plantilla en función de los jugadores que tiene. Buscamos no ser previsibles, sorprender al rival aprovechando la calidad individual de cada jugador. No siempre jugaremos igual, cambiaremos para hacer daño al rival». Lanzado el mensaje inicial del arquitecto Luis Enrique, los matices se empiezan a observar después de cinco partidos. Son simples bocetos porque el técnico tiene que construir el edificio sobre la marcha sin tiempo a mucho debate. Ha tenido casi cinco semanas, pero quiere un equipo «ordenado» con la pelota. Y sin la pelota. Tienen los dos laterales (de momento Alves y Alba) la misión de llenar la banda con responsabilidad ofensiva y, por supuesto, defensiva para no descuidar sus espaldas, obligados a un generoso despliegue físico. Van y vienen de punta a punta generando «sociedades», como así lo definió Luis Enrique, con el interior de su zona (Rakitic para Alves, Iniesta para Alba) y con el pivote, Busquets en el Gamper. En el 4-0, el primero de Munir, el brasileño apareció como en las viejas épocas de Guardiola, tal si fuera extremo auténtico para dar una asistencia de gol. Pero deben volar hacia atrás.

2 «La presión no tiene que ser por decreto sino con orden»

«El fútbol está lleno de matices y a nosotros nos encanta darle mucha información a los jugadores. Intentamos ayudar al futbolista. Me hubiera gustado tener dos meses más para trabajar en el aspecto táctico, pero esto es lo que hay...». Con muchos más entrenamientos que partidos, Luis Enrique busca que el Barça vuelva a ser un equipo corto –sin distancia entre líneas–, solidario en el trabajo defensivo y en el que nadie se se pueda escaquear. El 1-0 llegó tras una gran presión en el centro del campo de Rakitic, que robó ferozmente la pelota. Se la dio a Messi. Messi se la dio a Neymar. Y Neymar se la devolvió al argentino. Apenas nueve segundos, tres jugadores y siete toques. Ataque vertiginoso. «La presión no tiene que ser por decreto sino con orden y en una situación muy concreta», argumentó Luis Enrique. Una mala elección en el lugar donde se hace la presión, y a quien se hace, deja desnudo al equipo. 

3 Busquets se incrusta entre los centrales para salir

Una vez recuperado el balón, el Barça de Luis Enrique tiene diseñados varios caminos para darle una salida limpia y fluida. Cuando los laterales han iniciado su camino hacia arriba, los centrales –el lunes fueron Mascherano, como diestro, y Mathieu, como zurdo– se abren hacia el pico del área para dejar una ruta al tercer central. A Busquets, el pivote que viene a formar «una sociedad», sea con Bravo, el portero, o con cualquiera de los dos defensas. Ya era también algo empleado en su día por Guardiola para que el balón tuviera un viaje cómodo y, sobre todo, seguro hacia el área contraria.

Con Busquets cerca del portero, siempre queda la posibilidad de superar la presión alta del rival –el León mexicano apenas empleó ese recurso– con un desplazamiento largo, casi siempre buscando a los laterales que han emprendido ya su aventura ofensiva. Quiere Luis Enrique que los centrales empujen al equipo hacia adelante, aunque eso implique abrir un amplio territorio entre ellos y el guardameta. Pero le encanta al técnico que aprieten –la doble M lo hizo con éxito el pasado lunes– hasta campo rival anticipándose al inicio del ataque. Con el riesgo, evidente y obvio, de que una mala decisión o ejecución coloque a Bravo al borde del abismo. 

...Y EN ATAQUE LOS TRES DELANTEROS JUEGAN POR DENTRO

1 Messi y Neymar se acercan y además se encuentran

En apenas 45 minutos, los primeros y únicos de la pretemporada, Messi encontró a Neymar. Y Neymar encontró a Messi. Están más cerca en el campo porque Luis Enrique prefiere, como él mismo dijo, que «los tres puntas jueguen por dentro». O sea, los extremos abandonan la cal para ubicarse en el balcón del área abriendo esos pasillos para la llegada de los laterales. No es casual, por lo tanto, que Rafinha y Neymar, los dos extremos de la primera parte del Gamper, se tocaran tanto que llegaron incluso a combinar con acierto en la banda izquierda, mientras Messi goza, como recuerda el técnico, de libertad absoluta para moverse. Empezó, eso sí, de falso nueve como siempre.

Ni tres minutos necesitaron Neymar y Messi para conectar en ese nuevo dibujo táctico que ha ideado el entrenador azulgrana para hacerle hueco a Luis Suárez. En el 1-0, se lo dio el brasileño al argentino. En el 3-0, el argentino se la devolvió al brasileño. Y Leo siempre tuvo un par de líneas de pase, bien fuera a Neymar o Rafinha, cuando retrasaba ligeramente su posición. «Hay unos movimientos que se verán porque los estamos trabajando. Y se verán repetidos porque tenemos una idea de fútbol», dijo Luis Enrique, diseñando nuevas maneras de atacar.

2 «La presencia física de Rakitic nos irá muy bien»

Parece que un excelente partido de Rakitic en el Gamper –un par de peligrosos disparos lejanos, verticalidad en el despliegue defensivo, conexión con Alves con un pase en diagonal, preciso, bombeado, curvado– haya permitido descubrirle a ojos del culé. A Luis Enrique no le hacía falta nada de eso. «Lleva dos años en el Sevilla y ya se sabía que tenía allí un nivel muy alto, además tiene una presencia física que nos irá muy bien», recalcó el técnico, feliz porque tiene un interior que se aleja, curiosamente, del modelo Barça. Piensa el centrocampista croata antes y más en vertical que en horizontal, acostumbrado como estaba en el Sánchez Pizjuán a pisar el área con mucha frecuencia.

Con Rakitic, el Barça tiene una gama de recursos diferentes en el ataque, además de que le permite aprovechar su excelente golpeo en las acciones a balón parado. Suele sacar casi todos los saques de esquina.

3 «Queremos atacar de una manera ordenada»

«Tengo muchas soluciones, tengo muchas posibilidades. Y perfiles de delanteros diferentes. Pero queremos atacar de una manera ordenada. Si lo haces, también te defiendes de una manera ordenada». Luis Enrique está feliz con los cuatro atacantes (Messi, Neymar, Pedro y Rafinha) que tiene hasta el mes de octubre cuando se incorpore el quinto: Luis Suárez. Seis delanteros si se incluye al joven Munir, la sensación del verano con cuatro goles y un desparpajo que no se lo acaba.

«Quiero que se repitan esas sociedades entre jugadores de tanta calidad, como la de Messi y Neymar en la primera parte, o la de Sandro y Munir con Rafinha en la segunda. Y eso que nos faltaba Pedro», dijo el técnico convencido de que todavía no se han descubierto todas las variantes ofensivas. Va tejiendo Luis Enrique en la ciudad deportiva de Sant Joan Despí esas sociedades, triángulos según Cruyff, para sustentar el edificio táctico del nuevo Barça con «la puerta abierta» del Camp Nou para los jóvenes «ambiciosos y con ganas de comerse el mundo» que llegan en manada del Mini.

Todo bajo una idea indestructible que perdura desde que la instauró Cruyff, el pionero, en 1988. «Nos interesa tener el balón el mayor tiempo posible».