El Barça salió vencedor de otro ejercicio de funambulismo frente al Valencia (81-75), el tercero de la semana, después de los triunfos ante el Maccabi y el Bayern en la Euroliga, de martes y jueves. Esta vez fue Abrines quien apretó el conmutador y dio luz a los azulgranas, primero, con un triple inverosímil a falta de 26 segundos, y después con una recuperación de balón en la siguiente que certificó la victoria.

Pero a nadie se le escapa que el equipo de Jasikevicius sigue paseándose por el alambre y que ronda la caída. En esta ocasión, al Barça le salió cara y después de un primer tiempo para olvidar (32-43), en el que no hizo nada bien (“tenemos que cambiarlo todo, en ataque y en defensa”, reconocía Jokubaitis camino del vestuario en el descanso) ofreció la otra cara que también ha sacado en algunos momentos esta temporada y logró remontar los 15 puntos que llegó a tener en contra (26-41, m. 18), cuando el cuadro dirigido por Álex Mumbrú era el único dueño del partido.

Mejora defensiva

En esa dualidad por la que se mueve, el Barça perseveró a partir del tercer cuarto en el trabajo defensivo, encontró el liderazgo de Laprovittola, autor de 19 puntos, la intensidad de Jokubaitis y el poderío físico de James Nnaji para ir creciendo y recortando márgenes hasta ponerse por delante en el últimos cuarto con un triple de Satoransky (62-61, m. 32).

Así convirtió el equipo azulgrana el desenlace en un mano a mano, en el que el paso adelante defensivo de los azulgranas, con Nnaji y Vesely muy enchufados, dio más más consistencia al planteamiento y después encontró el acierto de Abrines para sellar un triunfo de nuevo sufrido, que solo que confirma que el Barça sigue lleno de dudas, La pregunta es si podrá despejarlas a tiempo para luchar por el primer título de la temporada, la Copa, que se juega de aquí a dos semanas en Badalona.