El juego físico e intenso del Valencia se demostró como la criptonita del Barça, que cayó este sábado con claridad en La Fonteta (86-76), igual que había caído en la ida en el Palau el pasado noviembre. El aplastante dominio del Valencia en el rebote y la ambición de los jugadores de Peñarroya acabaron por desactivar al equipo azulgrana, que no perdía en la ACB desde el 9 de enero cuando el Baxi Manresa asaltó el Palau.

No hay partidos cómodos en la Liga Endesa. Pero resultan aún más complicados frente a un rival de la contundencia física del cuadro valenciano y, aún más, si los árbitros dejar jugar con muchos contactos como sucedió en el partido de La Fonteta. El Barça pudo comprobarlo y sufrirlo con una comparativa en la diferencia de tiros libres (28 de los valencianos, 12 de los azulgranas), que puede dar la idea de que no se aplicó el mismo criterio  en una zona y otra. Esa sensación se extendió en el Barça si nos atenemos a las protestas de Mirotic, Calathes, Kuric o Jasikevicius en algún momento del partido y las  técnicas recibidas.

“Nos han dominado físicamente, nos han capturado demasiados rebotes bajo nuestra canasta y luego se han permitido demasiadas cosas aquí. Nos han faltado al respeto”, dijo, en tono vísiblemente enfadado Jasikevicius.

Desequilibrio bajo los aros

 Está claro que el Valencia se encontró mucho más cómodo en esa guerra de guerrillas, con jugadores que pelean bien en el rebote ofensivo como Dubljevic, Rivero, Tobey, gente con experiencia, y también con el emergente Pradilla. Los jugadores de Peñarroya han asimilado bien la filosofía de su técnico. Su garra y su carácter. Dominaron con claridad al Barça en el rebote (44 por 23) , desgastado también físicamente por su tercer partido en apenas cinco días y en el que sus figuras como Mirotic, Davies, Laprovittola no acabaron de encontrarse cómodos.

El control bajo los aros es lo que permitió al Valencia aguantar ene un primer tiempo, en el que el equipo de Jasikevicius llevó la iniciativa con el acierto de Laprovittola y Exum, pero fue incapaz de abrir una brecha que generara dudas en su rival (40-42) y lo que le catapultó en un segundo tiempo ya claramente controlado por el cuadro de Peñarroya, con un Dimitrijevic espléndido (16 puntos, 7 asistencias) y unos combativos Tobey (17 puntos) y Rivero (14).