El UCAM Murcia vivió el martes una noche esperpéntica en la cancha del Pinar Karsiyaka de Turquía, en los cuartos de final de la Champions League de la FIBA. Enfrentándose a un ambiente hostil, con agresiones a los jugadores, lanzamientos de todo tipo de objetos y después de más de una hora de parón por un fallo en el marcador, el equipo murciano consiguió imponerse y lograr una ventaja que le permitirá afrontar con garantías el partido de vuelta (65-79). El desenlace, el próximo miércoles 4 de abril.
El equipo de Ibon Navarro llegó al descanso con una clara ventaja (30-49), cuando los marcadores electrónicos del pabellón dejaron de funcionar. El partido se detuvo durante una hora por este percance y finalmente se reinició con un reloj manual en la mesa de anotación.
Agresión a Rojas
La clara superioridad del UCAM Murcia que entró en el último periodo con una cómoda ventaja disparó la agresividad de los aficionados turcos (51-68) y a partir de ahí el último periodo se convirtió en una colección de errores en la pista y de un acciones beligerantes del público, que, viendo que sus jugadores no reaccionaban, la tomaron con el equipo local arrojando objetos a la cancha desde la grada, tales como botellas y hasta una bota militar. Sadiel Rojas se encaró con los hinchas turcos tras ser castigado con una falta antideportiva y después de haber sido empujado por un espectador.
El dominicano vio el camino del vestuario por esa falta y una posterior técnica y Soko, Hannah y Vítor Faverani también acabaron expulsados por salir en su defensa desde el banquillo.
En ese clima hostil el partido volvió a pararse durante un cuarto de hora cuando faltaban cuatro minutos para la conclusión y la consecuencia fue que el UCAM Murcia perdió parte de su ventaja hasta el 62-70, aunque el cuadro de Ibon Navarro consiguió arrancar, finalmente, un margen confortable para el partido de vuelta a la espera de lo que decida el Comité de Competición de la FIBA.