Tardó en quitarse los nervios, por su condición de anfitrión y también por el aliento incondicional de la grada, que sueña incluso con el título. Pero cuando se sacudió de encima la presión el Gran Canaria cumplió los pronósticos y tumbó al Fuenlabrada para hacerse un sitio en las semifinales (107-92).
Con un claro dominio interior, especialmente del pívot de 2,17, Ondrej Balvin (18 puntos, 5 rebotes, 25 de valoración), con un papel letal de Pablo Aguilar en su trabajo de abrir la defensa del cuadro madrileño (18 puntos, 5 de 6 en triples) y una espléndida interpretación de los tiempos del partido por parte del veterano Albert Oliver (12 puntos, 3 asistencias en 17 minutos) , el equipo que dirige Luis Casimiro acabó mostrando su superioridad.
Recursos en el banquillo
El Gran Canaria demostró además que cuenta con recursos y centímetros de sobras en el banquillo. Pasecniks y Báez lo apuntaron dentro de la zona y Seeley y el israelí Mekel le dieron siempre fluidez a las acciones para evitar la sorpresa.
El Fuenlabrada, la gran revelación de la temporada, para quien era un premio estar entre los ocho mejores, no bajó nunca la cabeza. Esa es la filosofía de un técnico como el argentino Néstor García y su equipo la aplicó de principio a fin. Salió sin presión y atesoró ventajas de hasta 10 puntos en el primer cuarto (14-24) y también supo apretar los dientes cuando el cuadro canario llevó su ventaja hasta los 17 puntos y parecía en condiciones de romper el partido. Los madrileños se mantuvieron en la pelea hasta el último minuto y medio (98-90), cuando un par de triples finales de Pablo Aguilar acabaron por escribir la sentencia.
Gran Canaria, 107 - Fuenlabrada, 92
<strong>Herbalife Gran Canaria:</strong> Mekel (9), Brussino (4), Rabaseda (2), Balvin (18), Pasecniks (9) -quinteto inicial- Oliver (12), Eriksson (6), Báez (6), Seeley (8), Radicevic (15), Aguilar (18) y Fischer (-).